miércoles, 15 de julio de 2009

TEATRO

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Como dice la canción, la vida es puro teatro.

Desde muy pequeños, los niños en sus juegos no hacen otra cosa sino teatro, interpretar a alguien: a papá, a mamá, a un dibujo animado de la tele, a un personaje de una película, a los buenos, a los malos, a un conductor, a un niño cuidado por su madre...

Los adolescentes son excelentes actores. En la pandilla, en clase, en casa, adoptan los papeles correspondientes a cada situación y los van desarrollando y haciéndolos crecer (hasta que les paramos los pies a varios de sus personajes y nos quedamos con el que más nos conviene a los adultos).

Nuestra vida adulta es puro teatro. Lo que pasa es que nos anquilosamos en unos pocos papeles y en ellos nos quedamos para siempre. Nos convertimos en actores mediocres, sin dinamismo, sin variedad de registros, sin saber ya a quién estamos interpretando. El éxito de un actor tiene que ver con su versatilidad en la gestualización, en los movimientos, en la voz. El éxito profesional de cualquier persona también tiene que ver con la capacidad de cambiar de registro y con la variedad en sus actuaciones. Saber quién es uno mismo ya es otro asunto, porque uno nunca deja de ser otro. Aunque se puede intentar. No obstante, lo que no podemos perder de vista es que somos actores.

Igual que la felicidad del niño está en la variedad del juego y en la variedad de amigos que juegan, los adultos no nos podemos olvidar de que esto no es más que un juego y que en este juego, en esta actuación, nos va la felicidad (el francés y el inglés usan el termino “jugar” para lo que nosotros usamos actuar). Sin embargo, tenemos que recordar de vez en cuando que este juego algún día llegará a su fin. Pero no, nos terminamos creyendo eternos, viviendo permanentemente como si fuéramos muy importantes, como si eso de morirse es algo que les pasa a otros.

Por todo ello, el teatro en la escuela se convierte en una herramienta cargada de futuro (como la poesía para Celaya). Por todo ello, propongo realizar dramatizaciones en clase, pero no sólo en la de lengua, cualquier profesor de cualquier asignatura puede valerse del teatro.

Los modelos de unidad didáctica para una dramatización son variados. Pero eso no importa. Nunca importa el modelo de unidad didáctica que quiero seguir, pues al final siempre termino adaptándolo a los alumnos, a la localidad donde está el centro, a la actualidad del momento, etc.

Por ejemplo:

Clase de lengua y literatura:

1º Hay que leer un texto y trabajarlo (evidentemente, aquí el profesor orienta sobre qué se va a dramatizar luego, uniendo los contenidos del currículum a esta actividad que de por sí desarrolla muchos aprendizajes). Se extraerá el tema del texto.

2º Partiendo de ese tema, se diseña y se enuncia entre todos, de forma asamblearia:
Dos protagonistas, uno varón y otro mujer.
Un marco espacial.
Un marco temporal.
Un conflicto.

3º La clase se compone de varios grupos de 4 ó 5 alumnos que quieran actuar. Los que no quieran actuar se agregarán a los grupos de actores para ayudar en los ensayos y también se creará un grupo de evaluación que coordinará el profesor el día de la puesta en escena.

4º Cada grupo elige a los componentes que interpretarán a los protagonistas y luego se inventan papeles secundarios (hermanos, padres, ammigos, novios, etc.).

5º Se escribe el texto dramático (la imaginación al poder) con cierto número de acotaciones obligatorias (un texto de dos páginas a mano).

6º Se ensaya una sesión completa con el guión en la mano.

7º Se ensaya sin el guión, improvisando lo que ya se ha escrito y se ha leído (se puede consultar entre el ensayo de cada escena). Se añaden escenas si surge la oportunidad. Al final los alumnos integran en el registro de la oralidad lo que escribieron y se sienten más cómodos y espontáneos, tratándose de una obra de 5 ó 10 minutos en el contexto de una clase.

8º Se interpreta la dramatización para el visto bueno del profesor.

9º Se realiza la dramatización de cada grupo ante todos los demás. El grupo de evaluación va anotando puntuaciones de interpretación y de expresión corporal de cada actriz/actor.
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10º Se realiza una puesta en común de lo acontecido en cada representación: sentimientos experimentados, reacciones del público, dificultades, evaluaciones de los evaluadores...

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2 comentarios:

  1. Muy interesante. Así, la escuela es otra cosa. Una experiencia estupenda.

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  2. La escuela es el mejor laboratorio para identificar potencialidades y nada mejor que sea por medio de las dramatizaciones,donde se muestra la casta, con voces y acciones.

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