domingo, 25 de enero de 2009

Empezar a trabajar con grupos pequeños.

¿Problemas con la disciplina? ¿No puedes dar todo lo que tenías programado? ¿No se avanza? ¿El temario resulta imposible de abarcarlo todo?

El trabajo en clase con grupos de 3, 4 ó 5 alumnos es una solución a medio y largo plazo.

La decisión sobre cómo repartir al alumnado en grupos depende de qué van a investigar o elaborar. Así que propongo una forma de empezar. Simplemente con pequeñas actividades, esas que se supone que tienen que hacer cada uno por separado después de escuchar la explicación del profesor, que serán posteriormente corregidas en la pizarra, y que servirán de modelo para una de las preguntas del examen. Como en medio de este idílico proceso que acabo de describir ocurren cientos de cosas que hacen que no se desarrolle como habíamos previsto, con el subsiguiente suspenso masivo y concomitante depresión del docente, ¿por qué no probar?

Hay que tener paciencia, explicarles que no vale ir cada uno a su ritmo, sino que nadie se puede quedar atrás, que se expliquen entre ellos lo que no entienden, que discutan el reparto de tareas, que alguien tiene que llevar una seudo-acta dando cuenta del trabajo realizado, que hay que persuadir al que no termina de concordar con las decisiones que se van tomando, que sólo uno cada vez es enlace con el profesor, que a veces se hace una puesta en común entre todos los grupos por medio de portavoces, etc.

Y PACIENCIA...

Cuando se van acostumbrando, ya no quieren volver al aislamiento, ya saben que así se aprende mejor, se aprenden más cosas, no sólo de la asignatura... Empiezan a funcionar con más autonomía cada vez y, ¡oh, sorpresa! El profesor empieza a estar más relajado, trabaja mejor, con menos presiones y con más concentración...

¿Por qué no probar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario