domingo, 15 de febrero de 2009

Proyecto medioambiental: entorno del Hacho

Este es el nombre del proyecto en el que están involucrados los alumnos y las alumnas de Biología y Ciencias de la Tierra del primer y segundo curso del Bachillerato de Ciencias de nuestro Instituto.
La finalidad de este trabajo es hacer un estudio de los principales componentes ambientales que forman el conjunto físico que hemos denominado como “entorno del Hacho”. Estamos estudiando los elementos ambientales de este ecosistema: las características geográficas, las rocas que lo forman, las propiedades de los suelos, el clima de la región, etc. Lo más complicado, pero también lo más interesante, será desvelar la historia geológica de la zona; queremos saber cómo se formó el monte Hacho, en cuyas faldas se encuentra el Instituto donde estudiamos, cómo se crearon las rocas y las formaciones que definen el relieve de esta región.
Tras hacer un esfuerzo para buscar estudios sobre este tema, hemos llegado a la conclusión de que estamos en un lugar de gran interés científico. Muchos investigadores de otros países han viajado hasta aquí para intentar explicar el proceso de formación de estas montañas. Es este un lugar donde multitud de fenómenos coincidieron para crear un curioso relieve y una gran variedad de rocas y formaciones geológicas.También es parte del trabajo conocer cuál es la flora natural de esta montaña, que debido a los asentamientos humanos ha sufrido una gran transformación en relación a su vegetación original. ¿Cuáles son las especies vegetales que habitaban en esta zona antes de que la acción transformadora del ser humano hubiese cambiado el aspecto del paisaje para siempre?. Del mismo modo, nos interesa conocer cuál es la fauna que lo habita. Algunos seres vivos nos han proporcionado interesantes sorpresas, por ejemplo, algas que viven dentro de piedras y que soportan las duras temperaturas de un verano en Álora. Seguro que podrían, incluso, vivir en otros planetas.
Otro aspecto que nos preocupa es el grado de conservación del medio. La fuerte humanización de este territorio, responsable de la construcción de urbanizaciones, carreteras, cultivos, puentes, etc, ha provocado cambios drásticos en el entorno. Y, como a pesar de todo, la Naturaleza sigue funcionando a su aire, algunas áreas sufren de la amenaza de desprendimientos de rocas y deslizamientos de laderas debido a la erosión de las pendientes del monte Hacho; algo que llamamos: riesgos geológicos.
Los cambios que el ser humano causa en este medio ambiente, y que es visible con sólo contemplar la espectacular vista que podemos ver desde las ventanas del Instituto, tiene consecuencias para el ecosistemas, los seres vivos y para nosotros mismos. Son los impactos ambientales, un tema cuyo conocimiento interesa más cada día por los efectos adversos que nuestras acciones puedan tener sobre la vida en el medio cercano y en nuestro planeta.
Vamos a intentar conocer el grado de contaminación del aire que envuelve a este entorno, el mismo aire que respiramos, basándonos en las especies de líquenes que viven sobre los árboles. Los líquenes son unas misteriosas plantas, mitad alga y mitad hongo, que absorben el agua directamente de la humedad ambiental, por lo que son muy sensibles en cuanto a la calidad del aire se refiere.
Para terminar, algunos compañeros están elaborando un par de itinerarios ecológicos, es decir, rutas destinadas a servir de guía para invitar a aquellas personas que lo deseen a adentrarse en los caminos y senderos de este entorno peculiar y así conocer sus atractivos paisajes y sus aspectos más interesantes.
Este trabajo, que nos está permitiendo utilizar de una forma práctica muchas de las cosas que estudiamos en clase, estará terminado para final de curso. Irá acompañado de fotografías y dibujos, juegos para divertirnos en la Naturaleza y algunas curiosidades más. Para que todo este estudio pueda ser consultado por cualquier persona interesada, estamos reuniendo toda esta información en una página web. Te invitamos a visitarla.
Todo este trabajo se hace en equipos, por parejas, o en grupos algo más numerosos, según la tarea. Es importante buscar la autogestión del grupo. El plan a seguir en cada momento se acuerda en clase. El alumnado expone sus opiniones sobre la continuación del estudio y tienen libertad para decidir qué y cómo pueden incluir los contenidos en el trabajo. Los aspectos más complicados son expuestos y debatidos en clase, buscando siempre el desarrollo de habilidades de investigación, la aplicación del conocimiento como herramienta para interpretar el medio, etc. Al hacer fotografías, dibujos, esquemas, etc, potencia sus cualidades artísticas. Aprenden a indagar, a consultar fuentes de información y a ser autónomos, cooperando para alcanzar un fin, a medida que aumenta su conocimiento sobre el medio que les rodea.
Y ahora... tengo que buscar mi cuaderno de campo, que mañana volvemos al Hacho.

www.proyectohacho.blogspot.com

El dibujo es de una alumna (Rosalía)

miércoles, 11 de febrero de 2009

La fábula del burro y el pozo


Hace dos años, una compañera de trabajo de esas que todos quisiéramos que diesen clase a nuestros hijos (porque de verdad está interesada en los chicos, en su educación y en sus actividades de aprendizaje) me pasó la fábula del burro y el pozo. A un pobre burro lo dieron por inútil y lo metieron en un pozo. Empezaron a echarle arena para enterrarlo. Pero éste, con cada montón de arena, se sacudía y subía encima de la tierra. Así, hasta que vio la luz, para sorpresa de los enterradores.

Cada día siento que me cae arena encima. Cuando mis alumnos no tienen un ordenador a mano en el aula ordinaria para digitalizar un trabajo en el que han puesto toda su ilusión con cada trazo del bolígrafo. Cuando voy cargado con el reproductor de audio, la maleta de materiales y las carpetas por los pasillos del instituto, sin un aula temática para mi área. Cuando la sirena divide las clases absurdamente a tiempos cortados sin sentido. Cuando hay que volver a poner las mesas y las sillas cada día y cada hora en una disposición humana en la que podamos vernos las caras o trabajar en grupos pequeños. Cuando hay que hacer malabarismos para que una actividad que rompe la rutina no sea calificada como esa actividad por la que se va a perder clase. Cuando los alumnos que quieren trabajar en actividades complementarias no pueden salir de las 6 clases programadas cada mañana para no suspender y entonces por la tarde no tienen medios para ir al instituto a seguir trabajando.

Y cada día me acuerdo del burro. Me sacudo y me digo que mañana insistiré con más fuerza en el modelo de educación en el que creo.

Aquí copio un fragmento de Cuadernos de Pedagogía (enero de 2009, firmado por Alejandro Campo) sobre el milagro finlandés, que en realidad es sencillo, pero no nos atrevemos, porque muchos no quieren chicos responsables y solidarios, sino filas de pozos con burros dentro para seguir echando arena. Llaman cultura del esfuerzo a lo que quieren que sea cultura de la sumisión.
Que se sepa, saldremos a la luz. Como la poca luz de Finlandia es valorada y usada con provecho

>Junto a un profesorado bien formado, cuentan con un alumnado responsable. Sin exagerar, pero responsable. En Secundaria no tienen más de media hora de deberes cada tarde. No llevan uniformes, no necesitan timbres ni sirenas para acudir a las clases. Las familias viven sin ansiedad el paso a la universidad y los niños no empiezan la escolaridad obligatoria hasta los 7 años y, entonces, de un modo suave. Pero en el noveno grado, a los 15 años están en cabeza de los países de la OCDE en Lectura, Ciencias y Matemáticas.

Sin embargo, los jóvenes de Finlandia son como los del resto del mundo en sus diversiones. Pasan horas colgados de Internet, se tiñen el pelo, ven las series de moda en televisión, hacen deporte, escuchan heavy metal, hacen botellón a su manera, poniéndose tibios a cervezas y “salmiakki”, un licor tradicional con un regusto salado.

Ari, por ejemplo, saca sobresalientes sin necesidad de una dedicación extraordinaria. En clase se dedica a investigar sobre los juegos de rol, su gran pasión, cuando espera a que los demás terminen. Se ofrece a echar una mano en los problemas de matemáticas a los compañeros. “Es entretenido y relajante”, dice. El profesorado piensa que se obtienen mejores resultados haciendo más caso a los alumnos con dificultades que dedicándose a los brillantes. La idea es que los más capaces pueden echar una mano sin que su progreso se resienta. Alumnos y profesores se llaman por sus nombres de pila.

Parece haber un acuerdo tácito de que la escuela es un lugar de trabajo. Puede ser que lo que hacen dentro tenga interés y sea divertido, pero tanto el profesorado como el alumnado y las familias entienden de modo instintivo que la escuela es un lugar de esfuerzo y de persistencia.

Sacúdete, sal del pozo.

domingo, 1 de febrero de 2009

Aprender juntos, para descubrir juntos.. que no estamos solos...

Es lunes. 8:15 de la mañana. Me esperan, como cada lunes, asomados a la puerta del aula, casi espiando lo que ocurre en el pasillo, la distancia que me separa de la clase. El pelotón de sillas y mesas despiertan tras la noche para que un huracán de adolescencia rompa las filas que, tan ordenadas, parecen haber olvidado el jaleo juvenil del día anterior.

Soy el profe de Naturales, - de verdad, lo firmo cada día (bueno, cada día que me acuerdo de firmar) -. Ahora toca aprender ciencias de la Naturaleza. Conocer el entorno, desde lo más grande, el Universo (casi nada, si es que sólo imaginarlo...) hasta lo más pequeño (¿y cómo será lo más pequeño, eso que “los que lo saben todo” llaman moléculas, átomos?), comprender cómo empezó todo (si es que empezó de alguna manera), qué son las células, la fotosíntesis (¿y por qué todas las plantas son verdes? ¿y por qué no rojas, o moradas?), ¿qué comen los saltamontes? y, ya puestos, ¿qué es la vida?.
Soy el que les da Naturales. Nos despertamos, respiramos, comemos (el libro lo llama nutrición). Nos movemos, lo hacemos porque tenemos energía (y qué es la energía, ¿y la materia?) – ya les contaré que materia y energía es casi lo mismo, ¿vale Einstein?, ahora no que son de “primero” y es que lo pienso y no lo creo -, ¡pero qué bueno, pensar!. Pienso en lo que nos rodea, en los árboles, en las montañas, ¿dónde está hoy la Luna? ¿por qué esta niebla, deslizando su cargamento de humedad por el valle? ¿niebla o inversión térmica (tengo que acordarme de decirlo en bachillerato, está ahí tras la ventana)? ¿quién dijo que no existen los colores?
Y están los otros seres vivos, dando vueltas y vueltas conmigo en este planeta azul. Sí, aquí, girando, pero no parece, pero les contaré que sí, que es verdad, pero que no nos damos cuenta, como de otras muchas cosas... y que para eso están las Ciencias Naturales... a ver si me creen...
Mejor no se los cuento... mejor lo monto todo para que puedan descubrirlo... porque es lo que tendrán que hacer para seguir aprendiendo... y como no estarán solos (porque no les deseo que estén solos) podrán descubrirlo juntos...

Tres o cuatro juntos forman un equipo, ¿seis equipos? ¿y ese chico nuevo? ¡saldrá bien!. Pues vale. El carrito de libros, los periódicos, ¡olvidé pedir el aula de informática! ¡hola, Loli! verás.. ¿el fin de semana? – uuuuaaahhhh!!! (la campana)- pues que iba a decirte que si tienes algo muy importante que hacer en el aula ese, con los ordenadores... es que el aprendizaje cooperativo es lo que tiene, que andas pensando en tantas cosas...
Se nota que es lunes, (¿por qué me parece que sólo es lunes para mi?). Holas, llaves, tablón de anuncios, ¿mañana Consejo Escolar? La PDA, firmo, ¡ayer granizó, no veas!, ¿el teatro? ¡tía, te lo perdiste!. (Entro en clase) ¡Hola! listas, faltas, firmo, la wifi, ¿qué pasa con la wifi?... , ¿QUÉ TAL EL FIN DE SEMANA? ... y empieza todo.

Día Escolar de la No-violencia y la Paz.


Desde que soy profesor de enseñanza secundaria, he tenido la suerte de encontrar en cada centro donde he trabajado proyectos educativos basados en la convivencia escolar. Se trata de basarse en la construcción diaria de una convivencia pacificadora (activa), que no pacífica (pasiva), para poder dar sentido grupal (dinámico) a las actividades y para que los contenidos de las mismas no queden aislados (ajenos) de la experiencia vital de los alumnos. No creo posible que el aprendizaje sea significativo si en clase la dialéctica diaria no es pacificadora, es decir, en continuo proceso de hacer de los conflictos (siempre inevitables en cualquier cultura) una experiencia progresiva y que no se enquisten. El aspecto académico de las actividades de enseñanza – aprendizaje dentro de las finalidades solidarias de una escuela democrática, requiere que el alumnado esté socialmente preparado para ello, y ya sabemos que en la era actual de la inmediatez, el individualismo y el consumo caprichoso, una mayoría de alumnos no llega al centro escolar con la capacidad de aprender solidariamente.





La celebración institucionalizada del Día Escolar de la No-violencia y la Paz se puede convertir en una herramienta preliminar para que el profesorado tenga un punto de arranque para el aprendizaje cooperativo llevado a todo el conjunto de las actividades anuales. Muchos colegios e institutos están consiguiendo crear una tradición en la celebración del 30 de enero. Si las actividades de ese día incluyen talleres y juegos cooperativos, el alumnado recibe la propuesta de realizar esas actividades no rutinarias con entusiasmo. Si el profesorado participa sin lejanía en las actividades, los alumnos sienten a sus maestros como personas más cercanas. Esto puede ser una excelente oportunidad para robustecer la autoridad moral de los docentes, lo que sobre todo será notado cuando nos toque exigir y persuadir a los alumnos en momentos donde se resisten a participar en clase o a esforzarse.





Cuando se celebra un día como éste con juegos cooperativos, podemos tener la sensación, lógicamente acuciados por la necesidad de dar los temarios de las asignaturas, que se pierde una clase y que luego vamos a tener que apretar para que nos dé tiempo a dar los contenidos específicos de la asignatura que no hemos avanzado ese día. Si caemos en la tentación de hacer pasar la jornada alejados en la medida de lo posible de las actividades del día de la paz y de los alumnos, podemos perder esa oportunidad de la constitución de nuestra propia autoridad moral de la que hablaba antes, conociéndolos mejor, fuera del minúsculo espacio del pupitre y sin tener delante abierto el libro y el cuaderno, deseando que no dejen de atendernos sin pestañear en un idílico silencio y admiración.

La autoridad es moral, no se puede exigir ni desear. En esos casos degenera en autoritarismo o en liderazgo afectivo.

Los juegos cooperativos son mucho más de lo que podemos imaginarnos. La autoridad moral que por medio de ellos nos es conferida consiste en que los niños nos erigen como quienes activamente les dan la oportunidad de convivir entre ellos y con nosotros en el respeto a unas reglas, liberándolos de la dinámica de las acciones y reacciones violentas. Todo ello dentro de un tipo de actividad basada más en el juego que en el contenido, pero que nos servirá de motor cuando los queramos implicar en grupos de trabajo cooperativo para la construcción de productos lingüísticos, matemáticos, físicos, geográficos, etc.



He incluido unas imágenes del día de juegos cooperativos de este viernes en el patio del IES Valle del Sol que hará que los alumnos nos miren y nos traten de otra manera a partir del lunes cuando entremos de nuevo en el aula con propuestas no tan lúdicas.